Maravillas naturales de Soria con niños
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Vinuesa y Senda del Duero
Nos trasladamos a la provincia de Soria, teniendo esta vez nuestra base en una aldea llamada El Quintanarejo, muy cerca de la desviación para la Laguna Negra. Para llegar, pasamos antes por Vinuesa y hacemos una breve parada para hacer algunas compras y pasear por sus calles empedradas.
Vinuesa
Si tenéis un poco de tiempo, merece la pena conocer un poco este pueblo, y entre otras cosas podéis ver la Iglesia de Nuestra Señora del Pino de estilo gótico renacentista y varias casas señoriales como la Casa de los Ramos, de 1778, ejemplo de arquitectura de la zona; el Palacio de Don Pedro de Neyla, que alberga la escuela de la villa.
También podéis visitar varias ermitas: La Ermita de la Soledad, de estilo gótico (siglo XVI); la Ermita de San Antón y la Ermita de San Mateo ubicada en medio de un pinar centenario.
Muy interesante el lavadero que refleja el esplendor que tuvo la ganadería lanar trashumante en la Edad Media. Servía para lavar la lana del ganado, y una vez lavada poder tenderla, pesarla y atarla.
Vinuesa también cuenta con una gran tradición micológica. En sus pinares encontraremos gran variedad de setas, entre ellas el exquisito boletus edulis. Aunque tenéis que saber que hace falta un permiso del ayuntamiento para poder coger setas.
El Quintanarejo: La Quinta de San Jorge
Desde Vinuesa cogemos el desvío hacia El Quintanarejo al que llegamos en unos diez minutos en coche. Se trata de una aldea situada a los pies de los Picos de Urbión, muy cerca del desvío hacia Laguna Negra. Nos alojamos en Quinta de San Jorge, un conjunto de dos casas rurales espectaculares regentadas por Mónica y Carlos, que nos estaban esperando para recibirnos.
Las casas están construidas en piedra y madera, manteniendo la estructura original de la antigua quinta de labor donde se encuentran enclavadas. Nada más llegar nos sorprende la originalidad de las estancias y su amplitud, y nos da la sensación de ser muy acogedoras y cómodas, algo que descubriríamos después.
Nos quedamos en el apartamento, que cuenta con salón y cocina en la parte de abajo, y una segunda planta con dos habitaciones y baño. La casa está muy bien equipada y tiene todas las comodidades para una estancia agradable. Camas bajas, ideales para los más pequeños, grandes armarios para poder guardar todo, calefacción para contrarrestar el frío de las noches y decoración rústica pero con mucho estilo. ¡Nos encanta!
Nada más llegar Alma coge una de las manzanas que Mónica nos había puesto en un plato en la entrada y se la come entera, mientras canturrea contenta mirándolo todo. Eso significa que le ha encantado el sitio y se encuentra muy a gusto. La energía que desprende el lugar es extraordinaria.
Senda del Duero desde Vinuesa
Por la tarde, por recomendación de Mónica nos desplazamos a Vinuesa para hacer un tramo de la llamada Senda del Duero, que recorre toda la rivera durante unos 755 kilómetros. Nosotros haremos un tramo entre Vinuesa y Molinos del Duero, un paseo muy agradable bien señalizado y sin desniveles.
Comenzamos en la Ermita de la Soledad (Vinuesa) donde podemos dejar el coche aparcado, y nos dirigimos a cruzar el puente sobre el embalse de la Cuerda del Pozo, donde vierten las aguas del Duero. Ya en la misma calle se pueden ver las marcas (blanca y roja) del sendero GR 14 Senda del Duero, tramo coincidente con el GR 86 Sendero Ibérico Soriano.
Al cruzar el puente, si el nivel del embalse no es muy alto, veremos las ruinas del antiguo puente romano del siglo II.
Pasado el puente cogemos una pista que sale a nuestra derecha con una baliza en dirección a la ermita de San Mateo, que está situada en la ribera del río rodeada de pinos. Desde la ermita tenemos buenas vistas de Vinuesa y el pantano, con la sierra al fondo. El embalse este año está muy vacío, se nota que ha llovido poco.
Continuamos el sendero entre pinos, robles y sauces, llevando el río en todo momento a nuestra derecha. Veremos restos de una calzada romana y algunas setas (macrolepiotas), lo que nos sorprende porque el campo está bastante seco. El rebaño de ovejas pasta a la otra orilla del rio vigilado por los perros que lo protegen.
Castroviejo y Cueva Serena
Castroviejo, Cueva Serena
Nos desplazamos a Castroviejo para hacer una ruta sencilla de unos 5 kilómetros, ideal para hacer en familia, donde vamos a visitar una preciosa cascada, un estupendo mirador sobre los pueblos del Duero, una vía ferrata y parajes alucinantes. Te lo contamos todo.
Salimos en dirección Vinuesa y luego hacia Covaleda. Justo antes de entrar al pueblo de Duruelo de la Sierra, vemos una indicación hacia Castroviejo. Se trata de una pista asfaltada de unos ocho kilómetros en buen estado, que nos deja en el mismo parking de Castroviejo, donde dejamos el coche y comenzamos nuestra ruta a pie.
Hay un Área Recreativa en medio del pinar, con mesas y barbacoas donde ya podemos ver algunas rocas con formas extrañas que la erosión ha moldeado con el paso de los años, pero primero decidimos hacer el paseo, para después disfrutar del entorno del merendero.
Comenzamos a caminar continuando por la misma pista asfaltada por la que hemos accedido con el coche, que ahora se convierte en terriza. A unos 400 metros parte un camino a la derecha que identificaremos por unas balizas que indican "Cueva Serena" (a unos 15 minutos).
Después de una breve subida, llegamos a Cueva Serena, justo donde vierte una preciosa cascada, pequeña pero con una belleza sin igual. La vegetación que cuelga desde el techo de la cueva queda regada por el agua de la cascada. Y la luz que se cuela en la mañana junto con la cascada forma un arcoíris mágico que se convierte en el objetivo de nuestras cámaras.
La belleza y la tranquilidad de este rincón nos embriagan y nos quedamos allí un rato disfrutando de la maravilla de la naturaleza.
Para continuar, desde la cascada tenemos que retroceder un poco hasta un poste que indica "Raso de la Cespedilla" por donde cogemos para seguir subiendo por un sendero entre pinares y formaciones rocosas muy llamativas. Desde el camino empezamos a tener grandes panorámicas hacia el valle del Duero.
Subimos por una especie de canal entre grandes paredes y allí vemos las instalaciones de la vía ferrata "Cuerda de la Graja", concretamente un puente y unas grapas.
En un claro del bosque que sirve de mirador natural hacia el valle, hacemos una parada para comer un poco de fruta.
Más adelante nos encontramos con una tirolina que comienza en un promontorio de roca y termina más adelante, en el suelo, entre los pinos. Debe ser muy divertido hacer esta vía ferrata. Si estás interesado/a puedes contactar con una empresa de la zona para alquilar el material o para que te lleven de manera guiada. En el parking tienes los datos de esta empresa:
Aventura Urbión
Tel. 622 81 92 00
info@aventuraurbion.com
http://www.aventuraurbion.com/entorno.php
Seguimos en subida, pero ahora mucho más suave hasta que nos topamos con la pista por la que bajaremos al parking entre pinares.
Una vez en el parking nos acercamos al mirador a través de grandes rocas con formas caprichosas, que han sido moldeadas por el agua y el viento con el paso de los años. Es realmente espectacular caminar entre estas moles de piedra. Y para los niños es muy divertido imaginar lo que a cada uno le parece una forma: una cara, un animal...
Nos asomamos al mirador desde donde tenemos una estupenda panorámica de los pueblos del Valle del Duero.
Hacemos muchas fotos y regresamos al merendero, pero justo antes de llegar vemos un estrecho pasillo entre dos grandes rocas con unas marcas verdes y blancas, que nos invitan a entrar. Nos metemos por el pasillo y vemos que comienza un sendero que discurre entre grandes piedras por donde avanzamos un poco. Se trata de un sendero local que baja a Duruelo de la Sierra.
El camino sigue bajando entre los estrechos pasillos pero nosotros regresamos al merendero porque es la hora de comer y ya hemos caminado bastante, pero nos quedamos con las ganas de descubrir este sendero mágico. Seguro que los niños lo hacen encantados jugando a que están en un gran laberinto de rocas y vegetación y que tienen que descubrir la salida.
Laguna Negra y Picos de Urbión
Uno de los motivos por los que habíamos ido a Soria era para conocer el entorno de la Laguna Negra y por fin había llegado el día en que la íbamos a conocer. Pero además queríamos cumplir el reto de subir hasta Picos de Urbión acompañados de Alma.
Esta ruta en condiciones no invernales es relativamente sencilla, con caminos bien marcados, pero es cierto que tiene cierto nivel de exigencia física, ya que tiene bastante desnivel, sin olvidar que es una ruta de alta montaña donde el tiempo puede ser cambiante. Si tienes que portear, debes estar preparado. Y si los niños caminan solos, deben estar acostumbrados a caminar y subir cuestas.
Nosotros tuvimos la suerte de que el día que elegimos fue espectacular, despejado, sin viento y con unas temperaturas muy suaves. Se trata de una ruta de 11 kilómetros (empezando desde el parking superior) y 650 m. de desnivel de subida. Visitamos la Laguna Negra, Picos de Urbión, el nacimiento del río Duero y otras lagunas del entorno glaciar (Laguna Larga y Laguna Helada).
Para acceder en coche a Laguna Negra, desde el Quintanarejo, tomamos la carretera en dirección contraria a Vinuesa y en poco más de un kilómetro vemos una señal hacia Laguna Negra. Este desvío nos coloca en una pista asfaltada en buen estado que en unos 11 kilómetros nos deja en el parking de Laguna Negra.
Tened en cuenta que hay dos parkings y que si vas en fin de semana seguramente tendrás que aparcar en el más alejado de Laguna Negra, ya que el parking superior tiene muy poca capacidad y lo suelen cerrar. Desde el parking inferior al superior tendrás que caminar durante un kilómetro, ya sea por la carretera o por un sendero paralelo (mucho más bonito).
En nuestro caso, como fue entre semana aparcamos arriba, a solo 300 metros de la Laguna Negra. En este parking superior hay un bar restaurante donde sirven unos riquísimos torreznos.
Caminamos hacia la laguna y en poco más de diez minutos estamos allí. Realmente la Laguna Negra es un sitio especial que te sorprende la primera vez que la ves. Los árboles rodean la laguna, abrazándola, y reflejando sus colores otoñales en sus aguas. Cuando te asomas, lo primero que haces es sacar la cámara y empezar a disparar para recoger toda esa belleza. Pero es imposible. Solo puedes sacar el máximo partido abriendo bien los ojos y respirando.
Han instalado pasarelas y barandillas de madera alrededor de la laguna para hacerla visitable por el turismo. Esta zona es la antigua morrena, es decir los restos de sedimentos de la cabeza del glaciar tal y como quedaron en su retroceso.
Tras dejar la laguna seguiremos las indicaciones para ir a Pico Urbión, y enseguida nos dirigiremos a la canal donde la subida se torna dura para salvar el cortado de roca que circunda la cara norte de la laguna. Esta subida es una de las más duras de la ruta, ya que subimos por una cascada, ahora seca, y hay que extremar la precaución por el terreno irregular y riesgo de caídas. Aunque no hay ninguna zona muy expuesta, si vamos con niños, hay que llevarlos muy controlados. A los niños más pequeños habrá que portearlos.
Después de llegar a las repisas, ideales para fotografiar la laguna, nos encontraremos con la bifurcación que hace el círculo en esta ruta. Tomamos el camino de la derecha y vamos subiendo por sendero suavemente. Continuamos en ligera subida por una zona de pasto y árboles aislados que muestran algunas pequeñas lagunas que se han secado.
Después de una subida, llegamos a Laguna Larga a través de senderos muy marcados y relativamente sencillos. La subida se torna más dura y llegamos a un collado con vistas a un gran cortado de piedra y valles con muestras de huella glaciar. Pasamos por la parte superior de estas moles y accedemos al collado por el que vamos tanto al nacimiento de Duero como la cumbre de Picos de Urbión.
Desde el collado decidimos ir primero al nacimiento (el cual también está indicado) a unos 400 metros en descenso. Allí nos encontramos con una pareja y sus tres perros con los que habíamos coincidido en Castroviejo el día anterior; y otro montañero con su precioso y amable husky llamado Yanko. Nos hacemos fotos en el monumento y en las salidas de agua que afloran en este punto.
Tras echar al menos una hora de charla deshacemos lo andado hasta subir de nuevo al collado, y ponemos rumbo a la cumbre de Picos de Urbión. En la subida encontramos una cruz grande y seguimos subiendo. La subida es dura pero no requiere especial destreza.
Ya casi en la cumbre, vemos que no vamos a poder subir con Alma porque hay que hacer algunas trepadas por grandes rocas, así que buscamos un lugar seguro para ella y nos organizamos para subir por turnos, mientras el otro se queda con la niña. Alma se entretiene jugando con la arena y haciendo torres con las piedras que encuentra a su alrededor.
Arriba vemos las espectaculares huellas glaciares, y una gran laguna abajo. También podemos ver algunas cumbres nevadas de los pirineos. Hacemos las fotos de rigor y bajamos a la cruz grande para tomar el almuerzo.
La vuelta la hacemos por la pista que va hacia el oeste. A su izquierda hay un vértice geodésico (Llanos de la Sierra). Este tramo muy paisajístico, es cómodo para andar con vistas a los pueblos del valle del Duero y embalse. En la bajada pasaremos por el borde de otra preciosa laguna: Laguna Helada. Los senderos están bien señalizados y son muy cómodos para andar. Nos lo tomamos con mucha tranquilidad, haciendo varias paradas para que Alma disfrute en la naturaleza y a su vez para descansar y merendar.
La bajada por la canal que habíamos subido por la mañana con mucha precaución y muy despacio, ya que vamos cansados y no podemos permitir un resbalón ni una lesión. De nuevo estamos en la Laguna Negra, con la luz de la tarde que lo cambia todo. ¡Reto cumplido con éxito!
La Fuentona y Catalañazor
Hoy nos acercamos a La Fuentona, una surgencia de agua que da lugar al nacimiento del río Abión, y que está declarada Monumento Natural. Para llegar hasta allí nos desplazamos en dirección a Catalañazor, donde veremos desvío hacia La Fuentona. En unos 10 minutos llegaremos al parking donde hay una caseta de información, que encontramos cerrada. Allí mismo se inicia un paseo hasta el nacimiento de menos de un kilómetro, por senderos habilitados con pasarelas de madera. El entorno es maravilloso, ideal para los amantes de la fotografía.
Encontramos una primera bifurcación a la derecha que va a la cascada de la Fuentona, pero no nos acercamos porque el cauce está totalmente seco en esta época y además unos chicos que venían de allí nos informaron que la cascada no llevaba agua, así que decidimos obviarla y dirigirnos directamente a la Fuentona.
Cuando llegamos al nacimiento nos quedamos sorprendidos por la belleza del lugar. Es una pequeña laguna con tonalidades verdosas, rodeada de vegetación y que constituye la entrada a una sima que aún no está explorada en su totalidad. Se trata de un afloramiento del nivel freático que oculta bajo sus cristalinas aguas un ecosistema de flora y fauna únicas. Un panel de información muy detallado nos muestra fotos de su interior y de la fauna existente en todos sus niveles de profundidad.
Un lugar que te recomendamos para ir con niños ya que no hay que caminar mucho para llegar hasta él y sin duda, los más pequeños disfrutarán imaginando la vida que se desarrolla dentro de esta cueva sumergida.
A la vuelta al pueblo de Catalañazor, podéis acercaros a la Casa del Parque, un centro de interpretación que está a la entrada de Muriel de la Fuente, y donde os van a explicar todo lo relacionado con el Monumento Natural de La Fuentona. Además está dotado con equipos de cámaras acuáticas que permiten poder contemplar en tiempo real las profundidades de la sima.
Es también el Centro de Interpretación de la Reserva Natural del Sabinar de Calatañazor y del LIC Sabinares Sierra de Cabrejas.
En dirección a Catalañazor, tenéis el inicio de una ruta por el sabinar. Nosotros vamos directamente al pueblo ya que merece la pena perderse por las calles de esta villa amurallada de aspecto medieval con su castillo coronando la parte más alta. La mayoría de las casas antiguas están fabricadas con madera de sabina y parece que estuviéramos paseando por una antigua aldea.
Muy recomendable es subir a la Torre del Homenaje del Castillo, que han rehabilitado para que sirva de mirador hacia el pueblo y el sabinar. Las vistas son impresionantes.
Cañón del Río Lobos
Nos desplazamos a Ucero para visitar el Cañón del Río Lobos, pero no queremos ir directamente al parking que se encuentra ya dentro del mismo cañón, sino que hemos seleccionado un paseo que sale desde la Casa del Parque y se adentra por el sendero de las Gullurías, en altura, para bajar seguidamente al cañón.
Se trata de una ruta circular sencilla que se puede hacer con niños, siempre que estén acostumbrados a caminar (11,5 km). Tiene algo de subida en la primera parte, pero es un tramo corto que se supera enseguida.
Dejamos el coche en un parking a la salida de Ucero, justo donde está la Casa del Parque. Aunque es sábado, llegamos temprano y encontramos aparcamiento. La senda de las Gullurías comienza en este mismo parking, donde encontramos una tablilla informativa. Caminamos en subida por esta parte y enseguida vemos un buitre posado en unas peñas cercanas.
Pasamos por una calera. El sendero, a través de un bonito sabinar, es en subida pero tiene buen firme, así que los más pequeños pueden caminar por aquí sin problema. Más adelante, ya con la presencia de pinos, el camino se torna más pedregoso a medida que vamos llegando al Mirador de las Gullurías.
Este mirador es un estupendo balcón sobre el cañón, desde donde se pueden ver las grandes paredes del cañón donde anidan los buitres y otras aves y, abajo del todo, la pista que se adentra hasta la ermita de San Bartolomé. También podemos ver enfrente el Mirador de la Galiana, que se puede visitar en coche. Más lejos, grandes extensiones de sabinares y pinares hasta la Sierra de Urbión.
En el mirador nos encontramos con algunos senderistas, pero nada que ver con lo que nos espera en la parte de la ermita por la que pasaremos después, donde la acumulación de turismo, creemos, que es desmesurada para ser un espacio natural protegido y hábitat de aves.
Bajamos del mirador a través de un pinar viejo y llegamos ya a la zona "turística". Cuando llegamos allí, nos quedamos sorprendidos de la cantidad de gente que hay. A nuestro entender es un paraje sobreexplotado. El motivo de tanta acumulación de personas es la cercanía del parking, que han construido tan cerca de la ermita, con una capacidad para unos 300 coches y otros tantos autobuses.
Tanta gente a la caza de selfies para alimentar las redes sociales, hace que nuestro paso por este lugar se torne agridulce.
Con todo, el lugar es bellísimo y grandioso. Las paredes a nuestro alrededor son enormes y llenas de todo tipo de oquedades desde donde vigilan los buitres, pensamos que ya acostumbrados a la muchedumbre.
Entramos en la cueva, donde hay pinturas rupestres, pero no podemos llegar a verlas por la cantidad de gente que había dentro y el polvo acumulado en el ambiente que hacía muy difícil respirar.
Bajamos a los verdes prados que hay cerca y paseamos contemplando el lugar. Si continuaramos el cañón hacia su interior llegaríamos al Puente de los Siete Ojos, tras unos 5 km.
Pero aún nos queda mucho para llegar al coche, así que continuamos cañón abajo hasta el gran parking (el más cercano a la ermita). Allí charlamos con un operario encargado del mantenimiento de los senderos y nos confirma que recogen gran cantidad de basura, después del fin de semana, ¡una pena!
Hay otros parkings más alejados y un área recreativa con mesas de picnic. Pasamos cerca de un bar restaurante y allí tomamos el sendero que nos lleva hasta la Casa del Parque donde hemos dejado el coche. Este senderito discurre paralelo a la carretera, flanqueados por álamos ya vestidos de otoño.
Aparcamientos
Si vas a acceder en coche al Cañón del Río Lobos, te recomendamos que hagas una primera parada en la Casa del Parque para informarte de la situación de los aparcamientos. Existen 3 zonas de aparcamiento dentro del cañón. Nada más entrar en el Cañón, la zona de Fuente Engómez donde está el bar y zonas de merendero. El siguiente aparcamiento se encuentra en el paraje de Cueva Fría (a 1,3 km), donde hay una caseta de información. El último está en Valdecea (a 2,5 km). A partir de ahí tendrás que continuar a pie hasta la ermita. Hay un kilómetro aproximadamente. En épocas de gran afluencia, como julio y agosto y algunos fines de semana o puentes, no dejan a los coches llegar hasta Valdecea.
Castillo de Ucero
Por la tarde, subimos al castillo por un sendero que sale del pueblo. Desde el castillo vemos algunas indicaciones de ruta que nos abren muchas posibilidades. Por ejemplo, podemos llegar a pie a La Fuentona, cruzando el sabinar. También está indicado un camino por la Vía Romana.