Camino de vértigo en la provincia de Alicante, las pasarelas de Relleu

Se pueden reservar las entradas por internet en la página oficial, y de hecho recomendamos hacerlo si vas a hacer la visita en fines de semana, puentes o periodos vacacionales.

Aunque lo ideal es hacer la visita en un momento que no haya mucha afluencia de visitantes ya que las pasarelas son estrechas y no es cómodo estar cruzándose con muchas personas. Hay pases cada 15 minutos.

El coste de las entradas es de 3,50€. Si vas en un día de diario suele haber entradas disponibles que se pueden comprar en la caseta de madera. Las pasarelas están abiertas de lunes a domingo de 09.00 a 18.30 (último pase a las 18.00).

Para llegar a las pasarelas de Relleu, hay que caminar por un precioso sendero que ha sido recuperado del olvido, el Camí de les Ripalmes o del Fasamais, y tienes dos opciones:

En el pueblo puedes estacionar tu vehículo en las calles o en los parkings habilitados. Para el recorrido B, hay una explanada donde caben unos 10 o 12 vehículos al lado de la carretera. Desde allí, está señalizado con balizas hasta llegar a los pies de la pasarela.

Si, si son mayores de 5 años. No recomiendan entrar con niños menores de 5 años, y todos los menores deben ir acompañados de un adulto bajo su responsabilidad. Hay que tener mucha precaución con los niños, que vayan siempre de la mano y en la parte interior de las pasarelas, evitar correr, saltar ni llevarlos en brazos. Se pueden llevar bebés en mochila bajo la responsabilidad de sus padres.

Las mascotas no están permitidas en las pasarelas, a no ser que vayan en trasportín o mochila.

Es importante llevar calzado de montaña y ropa adecuada a la temporada, algo de agua y comida para picar. El tema del calzado es importantísimo. No te permitirán la entrada con zapatos de tacón, chanclas o sandalias de dedo y similares por las características de la pasarela. No se permite acceder con bastones de senderismo.

Llegarás a la caseta de recepción de visitantes, donde tendrás que mostrar tus entradas y te equiparán con un casco obligatorio que tendrás que llevar en todo el recorrido.

El motivo es por precaución porque hay puntos donde se pasa muy cerca de las paredes de roca y te puedes dar algún pequeño roce, o también por hay algún pequeño desprendimiento de alguna pequeña piedra de la parte superior del desfiladero.

Son pasarelas de madera totalmente en el aire y también hay dos balcones de cristal, uno en la parte más alta a 60 metros del cauce y otra en la parte más baja, a unos 20 metros del cauce.

Están hechas con tablones de madera y hay un pasamanos sencillo la parte más cercana a la pared, y una pequeña barandilla con cables de acero en la parte del desfiladero.

En las fotos puedes apreciar que da bastante sensación de vértigo, sobre todo en la bajada, pero también en la parte que mantiene altura. Yo no suelo tener ningún vértigo y estas pasarelas me impresionaron mucho.

Después de pasar por la caseta de recepción y equiparnos con los cascos, bajamos un poco hacia la zona de la presa, y justo allí tenemos un pequeño balcón de madera desde donde ya podemos ver gran parte del recorrido de las pasarelas. El embalse de Relleu data del siglo XVII y tiene una historia muy interesante.

Las pasarelas constan de una primera parte que está totalmente colgada sobre la pared vertical, y que discurre manteniendo altura a unos 60 metros del cauce del río Amadorio. Esta zona en llano nos impresionó mucho porque si miras hacia abajo, te haces una idea de la altura que tiene el desfiladero.

Teniendo en cuenta que el sendero está construido a base de tablones de madera, es inevitable fijarse en la altura, y eso, unido a la estrechez de las pasarelas, hace que, aunque tengas el vértigo bastante controlado, aparezca una ligera sensación de cosquilleo en el estómago. Íbamos con nuestra hija de 7 años y aquí, las dos nos miramos y nos dimos la mano, más que nada, para sentirnos más seguras. Ella fue una auténtica campeona. Ahora ve las fotos y dice que quiere volver.

Después, iremos bajando poco a poco por las pasarelas con algunos tramos de escaleras en descenso, hasta situarnos a unos escasos 20 metros del cauce. En este punto, hay otra plataforma de cristal y el recorrido termina. Tenemos que volver sobre nuestros pasos. Y lo hacemos despacio, para que la experiencia dure un poquito más, para poder captar y retener las sensaciones que hemos experimentado.

En el futuro, hay previsión de alargar la pasarela y posiblemente construir un puente que pase al otro lado del desfiladero para hacer el recorrido circular, lo que pensamos que es muy acertado para hacer el recorrido más variado y evitar cruces de personas. Actualmente hay que realizar el recorrido ida y vuelta con lo cual hay personas transitando en ambos sentidos.

La experiencia es brutal y nos ha encantado conocer este rincón mágico de la provincia de Alicante.