Costa Rica, ¡Pura Vida!
Se puede decir que en Costa Rica, la Tierra se siente más viva que en ningún otro lugar del mundo. Reporteros.net ha estado allí.
Índice de temas
CUESTIONES PRÁCTICAS SOBRE COSTA RICA
Desplazamientos
A pesar de que el país es compacto geográficamente hablando, tiene muchos lugares que visitar, y las distancias pueden convertirse en remotas por las malas condiciones de las carreteras. Así que es muy recomendable planificar bien los lugares que se quieren visitar y contratar los alojamientos en base a ese criterio. Es fundamental alquilar un coche 4x4 ya que la mayoría de los parques nacionales se encuentran comunicados por caminos de tierra, algunos de ellos, en no muy buenas condiciones.
Cuando ir
Es mejor visitar Costa Rica en la estación seca, de diciembre a abril, en lo que los ticos (costaricenses) llaman "verano". No obstante Reporteros.net visitó el país entre julio y agosto, en plena temporada lluviosa o como la denominan en Costa Rica "Temporada Verde", que coincide con la temporada baja, y por tanto los hoteles son más económicos. Consultar la previsión meteorológica no garantiza fiabilidad ya que las condiciones climáticas cambian muy rápidamente y de forma muy localizada. Por tanto, sea cuando sea que visites Costa Rica, deberías llevar paraguas o chuvasquero, y estar preparad@ para caminar o realizar actividades bajo la lluvia. Sin duda, una caminata en estas condiciones se va a hacer más incómoda pero tiene un encanto especial. El hecho de que sea más recomendable visitar el país en temporada seca, no obstante, es relativo, porque también en esta época pueden sucederse fenómenos tormentosos con relativa frecuencia.
Otros aspectos prácticos
La moneda oficial es el colón pero los hoteles, aeropuertos y las empresas turísticas, así como los Parques Nacionales normalmente operan también en dólares. Los turistas españoles solo necesitan el pasaporte para entrar en el país.
No se necesita ninguna vacuna específica. Aunque sí recomendamos un repelente de insectos sobre todo para las zonas de la costa. Imprescindible también protector solar, gafas de sol y gorro para protegerse del sol, y para las caminatas ir provistos de suficiente agua para hidratarse bien, ya que a veces el calor puede llegar a ser agobiante a consecuencia de la humedad.
En cuanto al horario, Costa Rica tiene seis horas menos respecto a GMT y no se hace cambio de hora para aprovechar la luz solar, así que en verano tiene ocho horas menos que en España. La electricidad es a 110 voltios y los aparatos electrónicos necesitan un adaptador especial para enchufar a la corriente.
Para poder comunicarte por teléfono y tener conexión a Internet, te recomendamos sacarte una línea de móvil prepago del país, ya que es muy barato. Lo puedes hacer mandando un correo a info@ticofonia.com con tu nombre completo y número de pasaporte, comentándoles cuando llegas al país.
También nos fue muy útil una aplicación GPS llamada Waze que te puedes descargar para Iphone o Android. Es muy intuitiva y fácil de usar para trasladarte por carretera en tu propio coche.
Cuanto tiempo estar en Costa Rica
Hay muchos lugares que visitar y muchas cosas que experimentar en Costa Rica, así que tu viaje dependerá del tiempo del que dispongas y de cómo te organices. Los integrantes de Reporteros.net hemos tenido la suerte de permanecer en el país durante tres semanas, y aún así, nos quedamos con las ganas de visitar muchos lugares a los que no hemos podido llegar. Te dejamos con la crónica de nuestro viaje con el deseo de ilusionarte si tienes pensado viajar allí y también de que sea práctico nuestro punto de vista.
Nuestro centro de operaciones se situó en San José, la capital de Costa Rica, desde donde organizamos las visitas a zonas más alejadas.
Volcán Poás y Cataratas de la Paz
Costa Rica tiene más de 190 zonas protegidas entre reservas biológicas, parques nacionales, refugios de vida silvestre y otras entidades. Aproximadamente el 30% del territorio está protegido, más que en cualquier país del mundo. La política conservacionista del estado ayuda a la protección de la naturaleza aunque la destrucción del hábitat avanza rápidamente debido a varios factores, como la caza furtiva, la falta de fondos para indemnizar a los propietarios y la falta de personal en los parques nacionales. Aún así, la impresión que nos llevamos es que existe una mayor conciencia que en Europa para la protección de los recursos naturales.
Nuestro primer contacto con un Parque Nacional fue el P.N. del Volcán Poás. Es el más visitado de Costa Rica, quizás por su cercanía a la capital San José, y por poseer el cráter activo más grande del mundo. Esta accesible por una carretera asfaltada que llega a un centro de interpretación. Desde el aparcamiento hay que dar un paseo de 5 minutos para ver el cráter humeante con una profundidad de 300 metros y una anchura de 1,6 Km. En este paseo pudimos ver algunos colibríes libando en las flores del entorno, un encuentro mágico con una de las aves más características de Costa Rica, junto con el quetzal.
En el fondo de la caldera de este volcán hay un lago de color turquesa y de su centro surgen fumarolas sulfurosas que desprenden un olor característico. En días despejados puede divisarse un panorama estupendo del Mar Caribe y el Océano Pacífico. Nosotros tuvimos que conformarnos con el olor a azufre y una visión parcial del cráter, ya que había bastantes nubes en la zona. Mientras esperábamos a que se despejara, una curiosa ardilla se paseó por entre los visitantes buscando alguna golosina. A pesar de que no está permitido alimentar a los animales silvestres, precisamente este es un problema bastante frecuente en Costa Rica, que provoca cambios de comportamiento en algunos individuos de determinadas especies que pasan a buscar directamente a los turistas para que les den comida e incluso a llevarse alguna bolsa de patatas o cacahuetes de algún turista despistado, llegando incluso a arrebatarsela de las manos.
Después de ver el gran cráter, se pueden visitar otros dos cráteres más pequeños a los que se accede por una red de senderos señalizada. Es recomendable ver el cono Botos que tiene también una laguna y al que se llega por un sendero que se adentra en la espesura del bosque, donde se pueden avistar colibríes, tucanes y quetzales.
Para visitar el volcán se recomienda llevar ropa de abrigo y visitarlo entre semana por la gran afluencia de visitas los fines de semana.
Cataratas de la Paz
Para aprovechar el viaje al Poás desde San José (aproximadamente una hora y media) decidimos visitar también las Cataratas de la Paz.
Se trata de una reserva privada y centro de rescate de animales cuyo principal atractivo son sus cinco cataratas que caen entre quebradas del bosque en las laderas del noroeste del volcán Poás. Se hace un recorrido por distintas instalaciones que ofrecen al visitante una buena muestra de la flora y la fauna de Costa Rica: aves, reptiles, monos, felinos… Especialmente interesante es el jardín de colibríes en libertad que atrae al 40% de las especies del país; el Jardín de las Mariposas con una zona donde se pueden ver nacer diversas especies; y la zona de las Orquídeas, donde nos podemos entretener todo lo que nos permita el tiempo del que dispongamos para hacer fotos.
Después de ver una casa típica costarricense tal y como se vivía hace un siglo, el paseo continúa hacia las cataratas, un sendero en bajada con escaleras empinadas y puentes que se han construido para tener una buena visión de las cataratas y poder fotografiarlas. En Costa Rica hay cientos de cataratas, a cuál más impresionante, pero algunas de ellas no se pueden ver con facilidad al estar escondidas entre el bosque o entre profundas quebradas. En este lugar, las pasarelas están situadas para facilitar estas visiones.
Para terminar la caminata hay que llegar hasta una parada de bus y tienda de souvenirs donde nos recoge un autobús del parque para devolvernos al parking de entrada.
Sin duda esta visita supuso una primera toma de contacto con la fauna del país. Algo imprescindible cuando vas a caminar por senderos naturales en los que puedes encontrarte con serpientes cuya mordedura puede llegar a ser mortal. Contemplar a estos bellos animales detrás de un cristal, leyendo los efectos de sus venenos, cuando al día siguiente vas a estar en contacto con su hábitat natural llega a causar cierta desazón.
Para los que no se sientan cómodos con los parques donde los animales están enjaulados, hay que decir que los animales de esta reserva han sido rescatados de diversas localizaciones y que no pueden vivir en libertad ya sea por su contacto con el hombre o por diversas causas que hacen imposible su supervivencia en libertad.
La entrada cuesta 36 dólares para extranjeros. El parque tiene un restaurante de bufet libre donde puedes comer por 13 dólares. Está aproximadamente a la mitad del recorrido.
Volcán Irazú y Monumento Nacional Guayabo
El segundo día de visita al país quisimos seguir moviendonos por la Cordillera Central, relativamente cerca de San José y visitar así el volcán más alto y el yacimiento precolombino más importante del territorio costarricense.
Volcán Irazu
El volcán Irazú es el volcán más alto de Costa Rica con 3.430 metros, y conforma el Parque Nacional del mismo nombre. El país cuenta con siete volcanes activos y 60 extintos o dormidos. Es una de las zonas más volcánicas del mundo, y sin duda, es uno de los atractivos turísticos más importantes.
Se puede llegar hasta la misma cumbre del volcán a través de una carretera que serpentea colina arriba hasta llegar a la entrada del Parque, donde hay que pasar una barrera previo pago de 10 dólares para extranjeros.
El acceso a todos los Parques Nacionales tiene un coste distinto para nacionales y para extranjeros, y la gestión la lleva el gobierno, cobrando una media de 10 dólares por turista para entrar a cada uno de ellos. Es un pase para un día completo. Normalmente hay aparcamientos con capacidad suficiente, pero en algunos de ellos se suelen formar largas colas para entrar, si no se llega temprano.
Para visitar el Volcán Irazú es recomendable llegar temprano, no solo por la afluencia de visitantes sino también y lo que es más importante, porque suele entrar nubosidad que dificulta el avistamiento del cráter y del cercano volcán Turrialba, que ha comenzado recientemente una etapa de actividad que ha obligado a las autoridades a cerrar el Parque Nacional que lo contiene.
Después de pasar la barrera y abonar los 10 dólares por persona, dejamos el coche en el aparcamiento que está un poco más arriba, donde hay una cafetería y tienda de souvenirs.
Un sendero de unos pocos metros acerca al visitante al mirador desde donde se puede ver el cráter con una buena perspectiva desde arriba, con una laguna en el fondo de color verde esmeralda. Esta laguna que se ha mantenido estable durante los últimos años, sin embargo ha disminuido misteriosamente hasta casi desaparecer desde abril de 2013, lo que puede indicar que el volcán ha entrado en una etapa de mayor inactividad.
Al lado del cráter, hay una inmensa planicie llena de cenizas a la que le llaman Playa Hermosa, por la que se puede caminar para regresar al parking y en la que existe una vegetación baja muy característica de este tipo de terrenos.
Desde el aparcamiento sale otro sendero de un kilómetro y medio que asciende al punto más alto de la zona. Desde allí pudimos ver el cercano y humeante volcán Turrialba, cuyo acceso se encuentra cerrado por la última etapa de actividad del volcán que indica que puede ser peligroso hallarse en sus cercanías.
Monumento Nacional Guayabo
A unas dos horas por carretera del Volcán Irazú está el Monumento Nacional Guayabo, el monumento precolombino más importante del país.
Las malas comunicaciones por carretera en Costa Rica, donde no existen apenas vías de dos carriles para cada sentido y el acceso a muchos lugares se tiene que hacer en vehículo 4x4, es muy recomendable que el viajero aproveche la cercanía entre ciertos lugares para visitarlos conjuntamente y poder así ahorrar mucho tiempo y coste en combustible. Por ese motivo hicimos la visita al Irazú y al Guayabo en el mismo día.
La población de Guayabo, que se estima que pudo llegar a los 10.000 habitantes, habitó la zona entre el 1.500 aC. y el 1.400 dC. Para visitarlo, los extranjeros deben pagar 6 dólares en la oficina forestal. Desde allí se comienza un sendero llamado "Sendero de los Montículos" donde una serie de paneles informativos nos instruyen sobre el origen del yacimiento, los elementos que se han excavado y la organización social de la tribu. En Guayabo podemos ver tumbas, petroglifos, calzadas y montículos que supuestamente servían de estructura para la construcción de casas. Este sendero, de 1,6 Km. llega a un mirador desde donde se pueden ver los túmulos más grandes. Si seguimos el sendero, pasamos por el propio yacimiento, apreciando los acueductos subterráneos y superficiales, y la impresionante calzada de piedras de más de 6 metros de ancho.
Si disponemos de tiempo suficiente, desde la oficina forestal surge el Sendero El Canto del Agua, una estrecha senda natural que se sumerge en un frondoso bosque. El guarda hizo especial hincapié en que no nos saliéramos del sendero ya que son muy abundantes diversas especies de serpientes venenosas y que a pesar de que durante el día suelen reducir su actividad y esconderse en sus guaridas, era peligroso poner un pie siquiera fuera del sendero. En ese momento, caminando con cuidado por aquel estrecho sendero, nos acordamos de la información que habíamos leído el día anterior en Las Cataratas de la Paz sobre las diversas especies que habitan en Costa Rica.
De las 160 especies de serpientes o culebras que hay en Costa Rica solo 22 son venenosas. Son de hábitos nocturnos por lo que se suelen ver muy pocas y, salvo que se sientan amenazadas, rara vez pican a las personas. Hay que tener precaución al apartar las plantas o al apoyarse en algún tronco, ya que si las tocamos sin verlas lo más probable es que nos muerdan.
La macagua o terciopelo es una de las que provoca mayores casos de mordeduras letales, ya que es muy abundante en Costa Rica, muy rápida y agresiva, no tolera la cercanía de los humanos y puede morder al sentirse acorralada. No obstante, si se toman precauciones y se lleva calzado cerrado tipo botas y no nos salimos del sendero, lo normal es que no ocurra nada.
El Monumento está abierto todos los días de 8:00 a 15:30 h.
Volcán Arenal
Cuando uno se imagina en su mente un volcán, está viendo la estampa del Volcán Arenal, una figura cónica imponente sin ninguna otra elevación cercana y al que se distingue perfectamente desde la distancia. Su último periodo de actividad comenzó en 1968, año en que el volcán destruyó los pueblos de Tabacón y Pueblo Nuevo, con un resultado de 87 muertos. Desde entonces emite constantemente gases y vapor de agua, además de coladas de lava. La espectacularidad de las erupciones y la constancia de las mismas le han dado a este volcán fama a nivel mundial.
La población más cercana es La Fortuna donde hay muchos hoteles, tiendas, supermercados y restaurantes. Continuando la carretera hacia el volcán hay muchos más hoteles, algunos de los cuáles tienen la posibilidad de sumergirse en las aguas termales provenientes del propio volcán.
Nos alojamos en el Hotel Arenal Palace, con bonitas vistas del volcán. No obstante hay que tener la suerte de que esté despejado, lo que es más frecuente en época seca, de diciembre a abril. Desafortunadamente a nuestra llegada solo pudimos ver las laderas más bajas del volcán, y durante los dos días que permanecimos en la zona no dejó de llover en todo momento con nubes densas que nos hacían imposible verlo.
Después de hacer check in en el hotel y de conocer a su anfitrión, Don Selim, nos dirigimos a la entrada del Parque Nacional Volcán Arenal, donde los extranjeros pagan 10 dólares para acceder. El horario es de 8 a 16 h. Desde el parking surge el Sendero de las Helicónias que sube a un parking superior, donde continuamos andando por el Sendero de Las Coladas a lo largo de las laderas bajas del volcán llenas de vegetación. Esta vereda nos lleva a las coladas de lava que se mantienen desde la erupción del 92. Desde este punto, si está despejado, podemos ver una extraordinaria vista frontal del volcán muy cerca y la gran Laguna del Arenal en el lado contrario. Carteles indicativos nos advierten de que no se puede seguir ascendiendo hacia el cráter ya que es muy peligroso permanecer en esta zona.
Sí que podemos continuar hacia el llamado Sendero del Ceibo, de 1,8 Km. y cuyo principal atractivo es un gran árbol que nos encontramos en el camino señalizado con una placa informativa. Su tronco es tan grande y enrevesado que en él vive una pequeña colonia de murciélagos. Hay que decir que los senderos están muy claros y bien señalizados, por lo que es imposible perderse.
Catarata de La Fortuna
Por la tarde fuimos a visitar La Catarata de La Fortuna, por la que se precipitan las aguas del río del mismo nombre. El entorno de la cascada es bellísimo, rodeada de abundante vegetación. Tiene 70 metros de altura y para acceder a ella hay que pasar por la entrada abonando 10 dólares. Puedes pasar allí todo el día de 8 a 17 h. de la tarde. No hay que olvidar llevar bañador y toalla para sumergirte en las aguas cristalinas del río. Es peligroso bañarse en la poza de la cascada, ya que el caudal es muy abundante y la caída crea remolinos impredecibles. Pero un poco más abajo hay pozas más tranquilas con zonas de playa.
Puentes colgantes
Otra actividad recomendable es caminar por el bosque a lo largo de senderos que pasan por puentes colgantes de una longitud considerable. Existen teleféricos y la posibilidad de hacer canoping, una actividad que consiste en desplazarse por las copas de los árboles a través de un sistema de tirolinas y poleas.
Aguas termales
Dado que durante el tiempo que estuvimos en la zona del Volcán Arenal, apenas pudimos ver el coloso, decidimos sentirlo de otra forma en nuestra propia piel, acudiendo a uno de los centros de aguas termales que hay en la zona, en concreto Paradise Hot Springs. Este centro tiene varias piscinas a diferentes temperaturas, incluyendo un jacuzzi a una temperatura de 52 grados, y piscinas de agua fría, para contrastar. Todo ello rodeado de hermosos jardines tropicales y música instrumental.
Dependiendo de las actividades que quieras realizar, necesitarás más o menos días para estar en esta zona. Nosotros nos quedamos dos días completos, aunque hay entretenimiento para más días. No tuvimos tiempo de visitar la Laguna del Arenal donde se pueden hacer actividades como piragua, pesca deportiva, e incluso windsurf. La carretera que rodea la Laguna desde La Fortuna a Tilarán tiene unas bonitas vistas, aunque conviene evitarla en época de lluvias por corrimientos de tierra.
Monteverde
Desde el Volcán Arenal, continuando por la carretera que rodea el lago del mismo nombre en dirección a Tilarán, se puede llegar a la reserva de Monteverde. Sin embargo nos encontramos en época lluviosa y las últimas precipitaciones han dejado el camino de tierra por el que se llega, en mal estado. Así que optamos por bajar a San Ramón en dirección Puntarenas y subir por Sardinal. Por este camino, también hay que tomar un camino de tierra de unos 20 Km. pero está en mejor estado. Sorprende mucho encontrar una población turística con hoteles, restaurantes, supermercados y todo tipo de comercios destinados a los visitantes, después de conducir 20 Km. por caminos de tierra y piedras, que son considerados como carreteras nacionales. Por supuesto, el tramo de dos kilómetros que ocupa la zona turística está totalmente asfaltado.
A pesar de encontrarnos muy cerca en línea recta, el trayecto desde Arenal a Monteverde nos llevó unas 4 horas debido a las curvas, unas obras en la Panamericana, mal estado de las carreteras y el último tramo por carril terrizo en el que tuvimos que conducir despacio. Pero en Costa Rica, el trayecto hay que tomárselo como una parte más del viaje, teniendo mucha paciencia. Lo mejor que se puede hacer es disfrutar del camino porque las carreteras transitan por lugares bellísimos llenos de vegetación y montañas.
Llegamos a Monteverde pasadas las dos de la tarde, hicimos check in en el Hotel Heliconia, almorzamos y solo nos quedaban menos de 2 horas de luz, así que decidimos esperar a la noche (en verano anochece sobre las 17:30 h.) para realizar una caminata nocturna con guía para avistamiento de animales. El tour incluye transporte desde el hotel al Refugio de Vida Silvestre, un café al comienzo, y alquiler de linternas para caminar en la oscuridad. Varios grupos, cada uno con un guía, hacen un recorrido, comunicados continuamente por walkies, de forma que si un grupo avista algún animal se comunica con el resto. De esta forma las posibilidades de avistar fauna aumentan considerablemente.
Pudimos ver perezosos alimentándose en la copa de los árboles, una serpiente caracolera (no venenosa) y una lora venenosa, de la familia de las víboras, aves como pájaro del aceite, tucancillos y pájaro campana. También un puercoespín, murciélagos e incluso unos hongos que brillaban en la total oscuridad de la noche. El guía nos iba dando información de cada uno de los animales que avistábamos y contestando nuestras dudas y curiosidades. Además de las linternas, el guía llevaba un telescopio terrestre que nos permitía ver más de cerca los animales e incluso poder fotografiarlos.
Al día siguiente muy temprano, subimos a la Reserva Biológica Bosque Nuboso de Monteverde con la intención de hacer por nuestra cuenta los senderos habilitados para el público, pero nos quedamos tan maravillados del aprendizaje que nos había mostrado la experiencia de la caminata nocturna que contratamos de nuevo un guía para que nos acompañara. La entrada al parque para extranjeros cuesta 17 dólares por persona, mientras que con guía supone 15 dólares más por persona. Este tour se llama Caminata de Historia Natural, y además de avistar fauna y observar la flora, nuestro guía Oscar, nos contó con detalles las características del bosque nuboso de Monteverde, que se basa principalmente en las plantas epífitas, que son plantas que crecen sobre otras, especialmente sobre troncos de árboles, usándolos solamente como soporte pero que no los parasitan. Suelen ser plantas aéreas que absorben la humedad del propio ambiente atrayéndola para sí y para su planta anfitriona. Sin embargo en Monteverde hay árboles que soportan tanto peso proveniente de plantas epífitas, que se caen, favoreciendo claros de luz importantísimos para la regeneración del bosque. Precisamente ese día el viento que soplaba con fuerza había derribado grandes ramas y hubo que tomar precauciones para poder acceder al bosque.
En lo que se refiere a fauna pudimos ver monos aulladores o congos que se movían por las copas de los árboles, perezosos que durante el día se dedican a dormir, colibríes, mariposas, insectos palo, orugas…
Una de las actividades más emocionantes que se pueden hacer en Monteverde es canoping, un paseo impactante por las copas de los árboles a una altura considerable, usando el sistema de tirolinas y poleas, donde el practicante va sujeto por un arnés.
El canoping fue inventado en Costa Rica por unos canadienses para facilitar el trabajo de los científicos que estudiaban la flora y la fauna en la copa de los árboles. Estos científicos tenían que subir y bajar de las copas de los árboles para realizar su trabajo y gastaban mucho tiempo en los desplazamientos. A través de este sistema, podían desplazarse entre los árboles sin tener que subir y bajar de ellos.
Parque Nacional Chirripó
Una de las cosas que teníamos claro que queríamos hacer en Costa Rica era ascender al punto más alto del país, el llamado "Cerro Chirripó" que se encuentra dentro del Parque Nacional del mismo nombre y que con sus 3.820 metros de altitud sobre el nivel del mar, es la mayor altura de Costa Rica.
Se trata de un treking de dos días como mínimo bastante duro por el desnivel acumulado y por el terreno que suele estar embarrado y que añade bastante dificultad. A nivel técnico no es complicada la caminata y solo hay que trepar un poco en la parte final de la ascensión.
Para hacer esta caminata, hay que ponerse en contacto con el Parque Nacional Chirripó y solicitar los permisos con una fecha determinada y con bastante antelación. La reserva, que incluye el ingreso al Parque y una o dos noches en el Refugio, se hace exclusivamente por teléfono (506) 7425083. Hay un cupo de 40 personas por día, 10 de ellas se dejan a disposición de la oficina del Parque Nacional para su asignación por orden de llegada para las personas que por desconocimiento del procedimiento lleguen sin haber solicitado los permisos. El coste para dos personas con una sola noche en el refugio es de 80 dólares o 40.000 colones.
En nuestro caso, nada más llegar a Costa Rica, llamamos al Parque y reservamos para el 31 y 1 de agosto, para hacer la ascensión en dos días, incluyendo una noche en el refugio. Si tienes la mala suerte de que no haya plazas para el día que tienes previsto subir, puedes arriesgarte a ir directamente a la Oficina en San Gerardo de Rivas (que es donde se comienza la ascensión) y pedir las plazas que tienen reservadas para última hora. Si optas por esto ten en cuenta que tendrás que ir allí un día antes de que vayas a comenzar la travesía y que te arriesgas a que no haya plazas porque hayan llegado antes que tú más de 10 personas.
Es recomendable también dormir en San Gerardo de Rivas la noche antes de comenzar la ascensión, ya que la caminata se suele empezar sobre las 5 de la mañana, y también para descansar bien antes del esfuerzo. Todo ello unido a que esta población se halla bastante aislada por carreteras de bastantes curvas y para finalizar 10 Km. de carril en mal estado por el que hay que transitar con precaución.
Nosotros hicimos noche en el Hotel Urán, un modesto alojamiento de montaña que se encuentra a pocos metros de la entrada al parque, en el que se puede comer bastante bien y donde se puede dejar el coche aparcado durante la ascensión. Incluso te dan la opción de ducharte y cenar el día de la bajada, para poder emprender el viaje en coche con mayor comodidad. Puedes reservar una habitación con literas con baño a compartir o bien una habitación doble con baño privado, un poco más caro.
El Parque permanece cerrado durante la segunda quincena del mes de mayo de cada año para realizar obras de mantenimiento y todo el mes de octubre para reducir el impacto por visitantes asociado al incremento de las lluvias durante esa época, y para dejar un espacio de recuperación de la vida silvestre del sitio, la cual se ve afectada por la presencia y el tránsito de turistas.
Cómo llegar al Parque Nacional de Chirripó
Desde San José hay que tomar la carretera Panamericana en dirección San Isidro El General, la última gran población antes de llegar a San Gerardo de Rivas. En San Isidro hay varios supermercados donde hacer las compras necesarias para la ascensión. El hotel Urán también tiene un pequeño supermercado por si se te olvida algo de última hora, y cuenta con alquiler de bastones, infiernillos para el refugio y otro tipo de material para la ascensión.
El día 30 de julio llegamos a la Oficina del Parque en San Gerardo de Rivas donde retiramos los permisos. Llegamos con bastante tiempo de luz así que preguntamos al guarda si podíamos hacer algún paseo corto para desentumecer las articulaciones después del viaje en coche de unas 3 horas desde San José.
En la zona hay unas lagunas de aguas termales y también una Reserva Natural llamada Cloudbridge, con varias cataratas de gran belleza y una red de senderos cortos.
Ascensión al Refugio de Base Crestones
Cenamos en el hotel y nos fuimos a descansar. Al día siguiente, comenzamos la caminata a las 5:30 de la mañana, con el objetivo de llegar al Refugio de Base Crestones o también llamado Refugio del Páramo, a 3.343 metros de altitud. Se comienza a 1.520 metros del altitud por lo que el desnivel acumulado es considerable, teniendo en cuenta además que hay que superar este desnivel en unos 14 Km.
El sendero está muy claro en todo momento, no habiendo nunca lugar a dudas. Cada kilómetro está señalizado con carteles que informan de la altitud y de la distancia recorrida desde el inicio, además del nombre de los tramos, ya que cada kilómetro ha sido bautizado con curiosos apelativos.
Comenzamos en el kilómetro 0, llamado El Termómetro, donde encontramos un panel con la siguiente frase: "Disfrutar de bellezas naturales es la mejor retribución para el montañero y para aquellas personas cuyas necesidades espirituales van más allá de lo común y lo corriente". Después de pasar por plantaciones de plátano, nos adentramos en un bosque por el que la ruta transita en su primera mitad.
En el comienzo del kilómetro 4 encontramos una puerta de entrada al Parque Nacional de Chirripó. En los primeros kilómetros el sendero está bastante habililitado para caminar. Dado que la lluvia es muy abundante en la zona y que se embarra con mucha facilidad, han dispuesto troncos y pasarelas en las zonas más complicadas. Los kilómetros 4 (El resplandor del quetzal), 5 (Los robles) y 6 (El Rualdo) son especialmente bellos porque el bosque se vuelve más denso y aparecen árboles de una altura considerable con colores que contrastan entre sí, las raices visibles quedan cubiertas de musgo y las flores crecen en las copas de los árboles.
Inmbuidos en este esplendor llegamos al Refugio de Llano Bonito a 2.519 m. en el kilómetro 7, donde hacemos una breve parada para recargar agua. Es un refugio guardado pero no tiene instalaciones para pernoctar, solo unas mesas y sillas para comer, punto de agua y servicios. Llano Bonito es punto de encuentro entre los senderistas que suben y los que ya regresan después de haber hecho cumbre, y suelen tener lugar interesantes conversaciones sobre lo que queda de camino, qué tiempo hace arriba, qué animales han podido ver y otras curiosidades.
Pasamos un panel con la famosa cita de Machado "Caminante son tus huellas el camino y nada más. Caminante no hay camino, se hace camino al andar" El kilómetro 8 llamado La Cuesta del Agua se hace especialmente duro por el desnivel, aunque merece la pena llegar al siguiente kilómetro Las Barbas de Viejo con la presencia de unos árboles de los que cuelgan largas barbas dando al camino un aspecto mágico y cautivador.
Más adelante encontramos en el mismo camino cámaras automáticas para la investigación de mamíferos, sobretodo, felinos que son muy difíciles de avistar. Incluso los forestales del parque nos confirman que en todo el tiempo que llevan trabajando en la zona, algunos más de 30 años, nunca han tenido la suerte de ver pumas o jaguares con sus propios ojos. Las cámaras automáticas demuestran que existe una amplia población.
El kilómetro 11, llamado Los Quemados, nos descubre un paisaje desolador de miles de esqueletos de encinas y robles calcinados, que contrastan con las miles de flores que crecen queriendo devolver el antiguo esplendor al bosque. Encontramos la siguiente leyenda: "Una criatura de calor avanzó con olor a humo y tomó por sorpresa robledales, lagartijas, pájaros y ardillas y lo que fue una comunidad de vida se convirtió en cenizas y desierto".
Un poco más adelante llegamos a la llamada Cuesta de los Arrepentidos donde ya no cabe el arrepentimiento porque nos encontramos a solo un kilómetro y medio de nuestro objetivo del día: el Refugio Base Crestones, llamado así por la cumbre que queda justo enfrente del Refugio coronada por unas crestas muy vistosas. Existe una senda desde el refugio a Los Crestones y es una caminata muy recomendable en la zona.
Llegamos al refugio donde nos recibió el guarda Freddy que a todos los montañeros pregunta que cómo se encuentran y les regala toda su hospitalidad. Nos enseñó el refugio, y nos llevó a la habitación. Las habitaciones son pequeñas con literas y capacidad para 4 personas. Hay un gran comedor y una cocina con todos los utensilios necesarios, excepto la comida y los infiernillos para calentar, que lo tiene que llevar cada senderista. Nosotros habíamos optado por no cargar con este peso extra, y el guarda amablemente nos preparó por cortesía una taza de café caliente riquísimo.
Después de cenar, y compartir unos momentos con otros senderistas de todas las nacionalidades, nos fuimos a descansar temprano, ya que el día siguiente iba a ser duro.
Ascensión al Chirripó y descenso
A las 4 de la madrugada comenzamos a caminar de noche por el sendero que nos conduciría hasta la cima con nuestros frontales y la esperanza de que tendríamos unas magníficas vistas pues la luna asomaba clara por el horizonte. Después de pasar por el Valle de los Conejos empezaron a despuntar las primeras luces del alba, y para nuestro pesar, a medida que íbamos subiendo, las nubes se hacían cada vez más densas.
En tres horas y media habíamos llegado a la cima de Costa Rica, el Chirripó con sus 3.820 m. de altitud. Allí nos encontramos con otros senderistas que habían subido por delante de nosotros para ver el amanecer en la cumbre. Sin embargo, la suerte que habíamos tenido durante el camino no nos acompañó en el sentido de que apenas se podían ver las montañas cercanas. Y nuestro sueño de poder ver al mismo tiempo la costa del Pacífico y la del Atlántico se vio truncada por la niebla densa. Aún así, la experiencia fue del todo satisfactoria. Dejamos nuestras firmas en el buzón de la cumbre y después de las fotos empezamos a bajar.
La bajada por el mismo camino de nuevo hasta el refugio nos llevó tres horas. Allí comimos algo y continuamos el duro descenso hasta San Gerardo, un descenso que se hizo en los últimos kilómetros bastante penoso por la cantidad de barro que se había acumulado y los mosquitos que, a pesar de llevar repelente en todas las partes expuestas del cuerpo, eran muy molestos.
Después de una merecida ducha y un abundante almuerzo, cogimos el coche de camino a nuestra próxima aventura.
Reserva Barú
Después de descender de Chirripó, nos encaminamos en dirección a San Isidro El General para tomar la carretera a Dominical hasta llegar a la Reserva de Vida Silvestre Barú donde íbamos a pernoctar.
Se trata de una reserva en la costa del Pacífico con una gran variedad de hábitats entre los que se encuentra un bosque secundario, manglares, humedales y bosque primario. Cuenta con 7 Km. de senderos y 3 Km. de playa, jardín de orquídeas, mariposario. Ofrece además alojamiento en pleno contacto con la naturaleza y actividades para aprender y divertirse.
Las actividades son el principal atractivo de esta reserva ya que hay una amplia variedad: caminatas de observación de aves, caminando por el manglar, caminatas nocturnas o al crepúsculo, caminata precolombina, escalada a los árboles.
Nosotros tuvimos la suerte de experimentar la actividad estrella de Barú: El Vuelo del Tucán, un tour de Canopy combinado por una caminata en el bosque lluvioso acompañados por un guía local. La duración es de unas tres horas.
Frente al restaurante del complejo se encuentra la caseta de los guías donde nos esperaba Olman, nuestro guía, para entregarnos el material para la actividad y una nociones básicas de en qué iba a consistir. Comenzamos a caminar por el bosque con el pequeño grupo de personas que se habían apuntado a la primera actividad de la mañana. Olman nos sorprendió no solo por su amabilidad y su carácter alegre sino también por conocer el bosque como la palma de su mano y por sus explicaciones sobre la flora y fauna de la reserva. Íbamos precedidos de otro guía, Víctor, que iba descubriendo a algunos animales y haciendo que pudiéramos verlos de cerca enfocando su telescopio terrestre: perezosos, hormigas, monos, aves de todo tipo.
En el tour el grupo tuvo que cruzar una carretera que nos avisaron de que era la parte más peligrosa de la actividad, ya que el canopy lo pueden hacer incluso niños de tres años. Nos explicaron que el gobierno había instalado unas pasarelas para que los animales pudieran pasar de uno al otro lado del bosque, ya que la carretera Costanera secciona el hábitat de muchas especies, y muchos animales acaban siendo atropellados en el asfalto intentando pasar al otro lado. Sin embargo estas pasarelas no estaban siendo de mucha ayuda, ya que la población de animales atropellados se había incrementado.
La segunda parte del tour consistía en una divertida actividad de Canopy en el bosque lluvioso, 8 tirolinas sobre valles y riachuelos llevan al visitante a volar como un tucán deslizándose por cables de acero, asegurados con un arnés. Hay 14 plataformas en la tierra y una sobre la copa de un árbol. Es una actividad muy segura apta para todas las edades.
A parte de las actividades, puedes hacer los senderos por tu cuenta, sin guía, aunque te lo recomendamos, ya que vas a aprender más y a observar más animales que si fueras sin ellos.
Sin duda Reserva Barú nos pareció un lugar especial y auténtico en el paraíso de Costa Rica, que no debes dejar pasar.
Parque Nacional Manuel Antonio
Manuel Antonio es uno de los destinos turísticos más famosos de Costa Rica y está entre los más visitados del país. La belleza del paraje es espectacular: playas de arena blanca rodeadas de selva que llegan hasta la misma orilla, altos acantilados y montañas cubiertas de bosque, que alberga una amplísima biodiversidad de flora y fauna. En el mar, arrecifes de coral que atraen a buceadores de todas las partes del mundo.
Sin embargo la accesibilidad del parque y su fama de playas paradisíacas, ha hecho que se haya desarrollado una infraestructura turística cada vez más preocupante con pérdida de hábitats de diversas especies. Esto propicia que en determinadas épocas la afluencia de visitantes sea muy abundante, y la visita pierda cierto encanto.
De camino al Parque Nacional Marino Ballena, nos detuvimos en Manuel Antonio para recorrer algunos de los senderos habilitados para los turistas. Desde San José son unos 150 Km. por carretera. Nos sorprendió la cantidad de personas que, con más o menos picaresca, trataban de ofrecernos sus servicios como guía, desde puntos todavía alejados de la entrada oficial al parque.
En cuanto a esto, recomendamos llegar temprano, y dirigirse con el coche hasta la misma puerta de entrada del parque, haciendo caso omiso de la cantidad de aparcacoches, vendedores y oportunistas que han proliferado y que compiten por los turistas.
En la taquilla del parque, los turistas extranjeros pagamos 10 dólares por la entrada para hacer los senderos por cuenta propia. Si bien los guías pueden mostrarte animales y enseñarte sobre la flora y fauna del parque, la circunstancia particular que se da en Manuel Antonio de la gran cantidad de guías que van por su cuenta y la falta de especialización de algunos de ellos, que incluso si te niegas te dicen frases del tipo: "no vas a ver ni un animal", hace que Manuel Antonio sea un destino poco adecuado para contratar un guía. No obstante, también hay guías serios y profesionales en Manuel Antonio.
Nosotros decidimos hacer el recorrido por nuestra cuenta, y ciertamente no solo vimos bastantes animales, sino que había tantos guías en los senderos señalando animales que la situación se convirtió en un poco cómica, ya que aunque no hubiéramos contratado guía, nos encontrábamos constantemente con guías acompañados de grupos, señalando algún animal, al que nosotros también veíamos, porque la mirada es libre.
Los recorridos están perfectamente señalizados. Comenzamos por el Sendero del Perezoso, que nos acerca una bifurcación, que a su vez se divide en dos senderos: el Sendero Mirador, desde donde se pueden ver gran parte de los acantilados y las amplias playas que continúan hacia el Sur. Y el sendero hacia Playa Puerto Escondido, una pequeña cala donde pudimos ver iguanas comiendo cangrejos en la arena.
Regresamos de nuevo a la bifurcación para encaminarnos hacia Punta Catedral, una antigua isla que ahora se encuentra conectada con la masa continental debido a la acumulación de sedimentos, y por la que existe un sendero circular, con magníficas vistas de la Playa Manuel Antonio, donde terminamos nuestro recorrido con un relajante baño en el mar.
La Playa Espadilla Norte también forma parte de Manuel Antonio y es más turística, ya que se pueden encontrar hamacas y sombrillas y múltiples restaurantes y tiendas. Aquí tuvimos la oportunidad de hacer parapente acuático y sobrevolar parte del Parque Natural por el mar.
Parque Nacional Marino Ballena y Corcovado
El último día de nuestra estancia en Costa Rica decidimos visitar el Parque Nacional de Corcobado, en la Península de Osa, al suroeste del país. La revista National Geographic lo ha llamado "el lugar más intenso del mundo a nivel biológico". Se estima que ningún lugar del mundo con una extensión similar tiene una mayor diversidad biológica. Es un paraíso sorprendente que hospeda a las poblaciones más grandes de especies como el jaguar, el puma y el tapir. Además de una gran variedad de vida marina. Por poner un ejemplo, el parque es un gran criadero de ballenas jorobadas que acuden a las aguas cálidas del Pacífico a parir.
Existen cuatro estaciones de guardabosques en Corcobado: La Leona, Sirena, Los Patos y San Pedrillo. Para llegar a cualquiera de ellas, hay que conducir con un todoterreno por caminos en mal estado durante horas. También se puede llegar en avión o en barco. Una vez dentro del parque, es recomendable permanecer en él durante tres o cuatro días para poder recorrer los senderos habilitados.
Nosotros sin embargo no disponíamos de mucho tiempo y decidimos hacer un tour de un día desde Bahía Ballena con la empresa Bahía Aventuras.
Recomendamos en la zona de Marino Ballena el Hotel Cristal Ballena que se encuentra a unos 10 Km. de Playa Uvita, lugar de la salida del tour. El hotel, situado en una zona de bosque por encima del Parque Nacional Marino Ballena, tiene unas vistas espectaculares de la costa, dispone de piscina, restaurante y jardines que se confunden con el bosque, donde se pueden ver tucanes y otras aves. Se pueden escuchar los monos aulladores o congos que habitan el bosque cercano. Las habitaciones son muy agradables y cómodas y el servicio es impecable.
Después de hacer noche en el hotel, nos dirigimos a Playa Uvita, donde se encuentran las instalaciones de la empresa Bahía Aventuras. Allí nos prepararíamos para embarcar en el bote que nos iba a trasladar a través del Pacífico a la Estación de San Pedrillo en Corcobado. En el barco nos recibe el capitán, un biólogo que está estudiando las ballenas, y un guía para el recorrido a pie una vez ya en Corcobado.
En menos de una hora y media llegaríamos a la estación, teniendo la alegría de haber podido avistar en el recorrido una ballena jorobada con su cría. En el recorrido pudimos ver a lo lejos la Isla del Caño, destino paradisiaco para buceadores.
Desembarcamos en una playa virgen con arena limpia y la selva como telón de fondo. Se trata de la playa en donde se encuentra la Estación de San Pedrillo, donde dejamos lo que no es imprescindible para realizar un sendero por el parque. Nos adentramos en la senda con una sensación pesada de humedad e inmediatamente empezamos a ver pizotes, monos, mapaches y aves diversas. Nos damos cuenta enseguida de que el bosque rebosa vida. Las raíces de los árboles se retuercen formando figuras impensables, podemos ver una familia muy numerosa de pizotes, uno de ellos está masticando una serpiente caracolera. Los monos se columpian por las copas de los árboles. Realmente es lo más parecido a estar dentro de un documental de naturaleza.
En algunos puntos el sendero sale a la playa donde los incontables ermitaños caminan por la arena y donde podemos ver una pareja de guacamayos asomándose al mar desde los árboles más altos.
Caminamos de nuevo hasta la estación forestal donde nos preparan la comida tipo bufet a base de frutas frescas, arroz y frijoles.
Después de almorzar disfrutamos de un baño en el mar con sobresalto incluido, ya que el guarda avistó un cocodrilo en la playa y nos gritó alertado que saliéramos rápido del agua. Aún nos quedaba una pequeña caminata hasta una catarata cercana donde nos pudimos dar un baño refrescante.
Embarcamos para regresar a playa Uvita, y aún la naturaleza nos aguardaba otra sorpresa. Ya al atardecer, llegando a costa, se desencadenó una tormenta con rayos cayendo sobre el mar y que redujo la visibilidad al máximo, a pesar de lo cual, el capitán dirigió el barco a la playa sin ningún problema.
Además de este interesante tour a Corcobado, Bahía Aventuras tiene otros tours muy interesantes que se pueden consultar en su página web.