Jimena y Castellar de La Frontera
Del entorno de Jimena queríamos ver el Sendero del Río Hozgarganta y la Vereda Encubierta. Por supuesto también el propio pueblo de Jimena, con su castillo. Y también el Castillo de Castellar, donde se ubican las casas del pueblo antiguo. También recorrimos el sendero de la Dehesa Boyal, que atraviesa un precioso bosque de alcornoque y quejigo.
La verdad es que estos dos pueblos gaditanos tienen mucho en común y se dejan querer. Ambos coronados por su castillo, con calles muy estrechas y desordenadas, pequeñas ventanas llenas de geranios, casas pintadas de un blanco limpio que refleja el sol, y ambos rodeados de bosques milenarios, de alcornoques y quejigos, bañados por ríos limpios que nacen en el corazón de Los Alcornocales. Jimena y Castellar. Castellar y Jimena te van a enganchar. Te invitamos de descubrirlos a través de nuestra mirada.
Índice de temas
Llegada a Jimena de la Frontera y Sendero de la Mariposa Monarca
Apartamentos rurales Hacienda Don Luis
Durante este viaje nos alojamos en Hacienda de Don Luis, un complejo de apartamentos rurales que se encuentran en la Estación de Jimena, o también conocido como la barriada de Los Ángeles, a 2 kilómetros de Jimena de la Frontera. En coche se tardan 3 minutos en llegar a Jimena y también podemos ir andando por un paseo peatonal con preciosas vistas al pueblo y al castillo de Jimena.
Los apartamentos Hacienda de Don Luis son amplios y cómodos, equipados con cocina completa y decorados al estilo rústico, sin sacrificar la comodidad y el estilo. Entramos por la puerta principal y nos recibe Francisco, el propietario, que nos enseña las zonas comunes, un precioso patio con mobiliario de jardín y nos abre la que va a ser nuestra casa en los próximos 3 días.
El apartamento tiene un gran salón con cocina americana, una habitación amplia y confortable con un gran armario y mesa escritorio. Y un baño. Todo muy bien decorado, sencillo y cómodo. El salón y cocina tienen ventanas al exterior y la habitación y el baño, al patio interior. El lugar es muy tranquilo tanto de día como de noche. Está muy bien ubicado para hacer rutas en Los Alcornocales.
Además de varios apartamentos con una habitación, también cuentan con apartamentos con dos habitaciones, y capacidad hasta 6 personas, ya que el sofá se convierte en sofá cama.
En la recepción hay información sobre rutas y fiestas de los pueblos cercanos.
Sendero de la Mariposa Monarca
Nada más llegar, y después de instalarnos, salimos en dirección a Castellar de la Frontera para hacer la ruta de la Mariposa Monarca. El sendero comienza cerca de Nuevo Castellar, que está a unos 20 minutos en coche desde nuestro alojamiento. Concretamente la tablilla de inicio de sendero está en la Venta La Cantina.
Nosotros dejamos el coche en Nuevo Castellar y vamos a pie hasta el inicio de ruta. Nada más llegar a la tablilla informativa nos vienen a recibir un par de ejemplares de mariposa monarca, para nuestro asombro. Esta mariposa de vivos colores y bastante grande es originaria de América, es migratoria, realiza grandes viajes desde Canadá y Estados Unidos hasta México.
Parece ser que la colonia que tenemos en Los Alcornocales se debe a que esta mariposa ha cruzado el Atlántico desde el continente americano aprovechando las corrientes cálidas y se ha establecido concretamente aquí, a orillas del río Guadarranque. Nuestras mariposas monarcas no son viajeras, sino que están tan a gusto que se quedan aquí todo el año, alimentándose de dos o tres plantas que crecen en el río: las adelfillas y algodoncillos. Han venido para quedarse.
Pues bien, después de la bienvenida de las mariposas, comenzamos el sendero que va en todo momento por el margen del río, entre helechos y vegetación de ribera. La ruta es lineal, es decir que empieza en un punto y termina en otro, con una distancia de 5,8 km. solo ida. Se puede hacer ida y vuelta. Pero nosotros la vuelta la vamos a hacer por el canal del Guadarranque por hacerla más variada.
Tanto si se hace ida y vuelta, como nuestra opción por el canal, es un trazado sencillo que se puede hacer con niños que estén acostumbrados a andar, o porteando en caso de bebés o niños pequeños. Está señalizado y es fácil de seguir, aunque nunca está de más llevar el track en el GPS o en el móvil.
El color del río es oscuro o color chocolate, como si tuviera barro, lo que es causado por la composición del terreno y la vegetación de alrededor.
A poco más de un kilómetro desde el inicio pasamos una valla y seguimos el sendero, un poco más alejados de la orilla, donde a veces se abren prados verdes con presencia de grandes quejigos. En uno de estos prados decidimos parar a descansar ya que el calor aprieta y nos cobijamos a la sombra de un quejigo de gran porte, mientras comemos y Alma corretea feliz persiguiendo bichitos.
Después de descansar un rato continuamos el sendero cerca del río. Hemos podido ver algunas mariposas monarca revoloteando pero no nos han dejado fotografiarlas. Nos damos cuenta que les gusta estar en zonas bien soleadas pero cerca del río. Tienen un vuelo ágil y rápido cuando quieren. La época buena para la presencia de esta mariposa es junio y julio. Imaginamos que deben verse muchas más que ahora.
Pronto pasamos por debajo de las canalizaciones del embalse del Guadarranque, que también tiene un color oscuro. El recorrido dibuja un par de curvas siguiendo el trazado del río y finalmente llegaremos al puente de la Jarandilla. Y justo pasado el puente nos encontraremos con la indicación de 'Fin de Sendero'. Y la Venta Jarandilla, donde paramos a tomar algo un rato.
Aquí tenemos la opción de volver sobre nuestros pasos, o volver por otro camino. Nosotros regresamos por el Camino del Canal o Camino viejo a Jarandilla, con una distancia de 5,5 km. El primer tramo discurre por la antigua carretera, sin tráfico durante algo más de un kilómetro y medio. Después accederemos a la carretera que sube a Castellar, que sí que tiene tráfico, aunque poco y andaremos unos 500m. Aún así iremos con precaución por si tenemos que apartarnos a la izquierda, que hay cierto espacio para ello.
Iremos atentos a una verja que nos da acceso al canal del Guadarranque, a la izquierda de la carretera. Vemos la verja pintada de verde y pasamos por un lateral. Ya estamos en el sendero del Canal, una pista asfaltada pero sin tráfico rodado que trascurre en paralelo al canal. Después de unos 3 kilómetros abandonamos este camino a la derecha y llegamos a la carretera de Castellar, que hay que cruzar, ¡mucha precaución! Después cogemos un camino vecinal que nos lleva a Nuevo Castellar.
Dehesa Boyal, Castillo de Castellar, Calzada Boyal
Nos desplazamos de nuevo a la Venta La Jarandilla, donde comienza la ruta de La Calzada - Dehesa Boyal. Hay una tablilla informativa donde comienza el sendero. La ruta oficial es la señalizada como SLA-115 y llega hasta el Castillo de Castellar, aunque nosotros vamos a hacer un trazado circular subiendo por el sendero de la Dehesa Boyal y bajando por la calzada.
Desde la tablilla informativa comenzamos la ruta por el sendero SLA-115 pero enseguida nos desviamos a la derecha por un sendero que está recientemente desbrozado y que va subiendo poco a poco acercándonos a la altura del castillo, que vamos viendo a nuestra izquierda en algunas ocasiones.
En plena primavera los quejigos lucen sus hojas verdes y las plantas aromáticas que crecen en la zona nos envuelven en su aroma inconfundible. El sendero discurre por una dehesa, los árboles están bastante diseminados pero algunos ejemplares de alcornoques y quejigos son de gran porte y un verde deslumbrante.
Toda esta zona es la Dehesa La Boyal, que pertenece a los vecinos de Castellar y que tiene un largo historial de litigios entre los vecinos y los señores propietarios de los terrenos de Castellar de la Frontera. La historia viene de antaño. Tras siglos de dominio musulmán, en 1.434 Don Juan Arias de Saavedra, señor de la villa de Castellar con la intención de atraer a más pobladores repartió a sus vasallos unas tierras que rodeaban la fortaleza, las tierras de la Dehesa La Boyal. Se hizo una escritura que otorgaba la ocupación a los vasallos. Pero aún así, las tierras han sido objeto de disputas constantes. Ha habido épocas en las que las tierras han pertenecido al señor y otras a los vasallos. La última controversia ya en el siglo XX con un protagonista conocido por todos. En 1980 los vecinos consiguieron que se reconocieran sus tierras, en un proceso en el que medió como abogado Felipe González, que entonces era secretario general del PSOE y que posteriormente fue presidente del Gobierno de España.
Por la dehesa boyal transitamos pensando en toda esta historia, cruzamos un arroyo seco y cambiamos de vertiente por una zona con signos de haber sido pasto de un incendio y ahora colonizada por las plantas pirófitas como la jara. Tenemos que prestar atención al llegar a un prado abierto, porque aquí nos podemos despistar pero hay un cartel que indica 'castillo' y cogemos en esa dirección.
A no más de 300 metros encontramos la tablilla informativa de unas tumbas antropomorfas. Hay que subir por un sendero que se ve pisado entre la maleza y sube a unas rocas donde están horadadas tres tumbas. En determinadas zonas de las sierras gaditanas encontramos la presencia de estas tumbas que servían para albergar restos funerarios y que en ocasiones aparecían junto a pinturas rupestres o dólmenes.
Después salimos al gr7 que viene desde Jimena, y poco después se topa con la carretera que sube a Castellar. Al pasar la puerta que da acceso a una finca decidimos no seguir porque oímos ladridos de perros y no teníamos visibilidad de si andaban sueltos o no. Mientras sopesábamos si seguir o no por la finca, se nos apareció de nuevo la mariposa monarca, que esta vez sí pudimos fotografiar.
Si hubiéramos transitado por esta finca, hubiéramos tenido unas estupendas panorámicas del embalse del Guadarranque, pero no nos arriesgamos y continuamos por la carretera que llega al castillo en poco menos de 1 kilómetro. La carretera no tiene mucho tráfico pero no por ello hay que despistarse. Siempre por nuestra izquierda y con mucha precaución.
Llegamos por fin al castillo de Castellar que es una fortaleza amurallada que contiene no solo el castillo sino también todo el casco antiguo del viejo castellar. Pequeñas casitas con ventanucos estrechos, pequeños patios decorados con geranios, las calles más estrechas que te puedas imaginar, todo pintado de blanco, calles empedradas, puertas y ventanas de madera. Caminar por Castellar Viejo te traslada a otra época donde no cabe la presencia de coches, ni tecnologías. Cierras los ojos y te imaginas en una fábula.
La ubicación privilegiada de Castellar en un promontorio natural ha hecho que desde épocas muy antiguas haya asentamientos humanos. Los íberos construyeron la torre Lascutana. Los romanos tomaron la torre y construyeron un asentamiento para poder vigilar la calzada romana que iba desde Carteia hasta Córdoba. Por esta calzada bajaremos de nuevo a nuestro punto de inicio de la ruta.
Fue en la islamización de la península cuando se fundó la villa de Castellar. En el siglo XIII se construyó el castillo. Todo el conjunto fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1963.
En 1.968 por la imposibilidad de expandirse hacia nuevas tierras, se construyó Nuevo Castellar a unos 9 km. del castillo fortaleza, y la mayoría de los residentes se trasladaron allí, quedando semi-abandonada la villa del castillo. En la década de los 70 y 80 fue ocupada por hippies y actualmente la mayoría de las casas se han rehabilitado y convertido en casas de turismo rural. También hay un hotel en el interior de la fortaleza. Recibe muchas visitas a lo largo del año, pero tenemos la impresión de que se desconoce un poco.
Después de visitar el castillo entramos a una tiendecita para curiosear un poco y buscamos el inicio de la calzada romana por la que vamos a bajar hasta la Venta La Jarandilla. Esa misma que se vigilaba desde la torre del castillo. Este trazado es una etapa del GR7 desde Tarifa al Peloponeso griego. La calzada está muy bien conservada y en poco más de una hora nos deja en el punto de inicio donde aparcamos el coche.
Jimena de la Frontera
Después de la ruta y como todavía nos quedaban muchas horas de luz, decidimos ir a Jimena y visitar su castillo. Aparcamos cerca de la Plaza de la Constitución presidida por la Torre-Campanario de la Antigua iglesia de Santa María la Coronada. Solo se conserva su torre-campanario ya que en 1947 se demolió el templo por peligro de derrumbe, dejando solo la torre.
Justo al lado, tenemos un parque con columpios, que siempre es un buen recurso para los que vamos con niños. Desde allí, subimos por las calles más empinadas, siguiendo las indicaciones de la Oficina de Turismo, que se encuentra en las puertas del castillo, en todo lo alto. Desafortunadamente la encontramos cerrada, a pesar de ser domingo, lo cual siempre nos confunde y nos apena. En nuestra opinión un pueblo tan turístico ganaría mucho si mantuviera su oficina de turismo abierta un domingo por la tarde.
Subiendo al castillo pasamos por la Iglesia de San Francisco y la de la Misericordia, que es la más antigua del pueblo (siglo XIII) cuyo origen pudo ser una antigua mezquita.
Por fin llegamos a lo alto del cerro San Cristobal, donde nos espera el castillo de Jimena con unas vistas espectaculares del pueblo, con el río Hozgarganta, toda la serranía gaditana, la malagueña y al otro lado, el mar y el Estrecho de Gibraltar.
La Torre del Homenaje del castillo de Jimena es especial ya que es una de las pocas torres árabes circulares que existen en España, con 13 metros del altura.
Detrás del Castillo tenemos "el Baño de la Reina Mora", una pileta situada junto a los restos de una iglesia mozárabe excavada en la misma roca. A la izquierda del baño podemos ver también cuatro grandes nichos, que corresponde a otra iglesia mozárabe.
También podemos visitar en las cercanías, las Cuevas de la Laja Alta, con pinturas rupestres, con figuras de barcos, algo muy poco habitual en este tipo de pinturas.
El río Hozgarganta
Hoy nos dirigimos a Jimena de la Frontera para hacer la ruta del sendero del río Hozgarganta que transcurre paralelo al río en todo momento. Se trata de una ruta lineal de unos 3 km. aunque luego nosotros continuamos haciendo el llamado sendero de la Vereda Encubierta y cruzando al otro margen del río.
La ruta la comenzamos en el mismo pueblo de Jimena de la Frontera donde hay unas tablillas informativas del sendero. Aparcamos el coche cerca y comenzamos a caminar por un sendero muy bien señalizado y trazado. Al poco tiempo de empezar llegamos a la Real Fábrica de Artillería de Carlos III que hoy no se puede visitar porque se encuentra en una finca privada donde han construido una casa rural.
Lo que si podemos ver durante una parte del recorrido es el canal que transportaba el agua desde el río hasta la fábrica, llamado Cao de la Real Fábrica de Artillería, que tiene unos 650 metro de longitud.
El canal y la fábrica se construyeron entre 1.779 y 1.783 coincidiendo con el conocido como Gran asedio al Peñón de Gibraltar, el tercero llevado a cabo por España desde la pérdida de la ciudad para recuperar la colonia británica. Gibraltar resistió y la fábrica cayó en desuso en 1.789.
Seguimos caminando y nos encontramos con un molino, y si miramos hacia el río podemos empezar a ver algunas pozas y playas ideales para refrescarse en verano. En poco más de 1,2 km. encontraremos la subida al pueblo por el sendero de los riscos y poco después el sendero transcurre por encima de grandes piedras que han sido horadadas con escalones, lo cual hace fácil transitar por ellas. Estos surcos se hacían para facilitar a las mulas pasar por estos lugares sin resbalar.
A poco más de dos kilómetros llegamos a una zona bastante amplia con una playa en y un paso cementado que cruza a la otra orilla, pero se encuentra inundado por el río. Continuamos por nuestro camino y llegamos a una angarilla que cruzamos. Estaremos pendientes para encontrar el paso entre las cañas e ir a cruzar el río por unos pivotes de cemento.
Tras cruzar el río entraremos en la finca Esquivel. Siempre dejando las puertas y cancelas como las encontremos, continuaremos por el sendero que se acercará al río y discurrirá en altura. Veremos una piedra muy característica con forma de tortuga en alto en la otra orilla.
Aquí podemos encontrarnos con ganado retinto. En algunos sitios hay miradores naturales con espectaculares vistas del cauce del río. Llegamos al punto de paso del río para conectar con la vereda de las Asomadillas y regresar por allí, pero descubrimos que un tramo de la pasarela está rota. Decidimos que con la niña no podemos cruzar y regresamos por el mismo camino por el que hemos venido.