Senderismo, rutas y lagos en el Valle de La Cerdanya

Para este reportaje hemos elegido como base un lugar cercano a Puigcerdá que nos permite organizarnos bien para las excursiones y visitas que tenemos previstas. Nos alojamos en Mas Meya, unos apartamentos turísticos en Ventajola, al suroeste de Puigcerdá.

Nos reciben Pilar y su marido Ventura, que regentan los apartamentos. Nos sorprenden su simpatía y la hospitalidad propia de las familias del campo. Nada más llegar nos enseñan el lugar, una antigua masía donde ellos tienen su casa. En el antiguo pajar han habilitado cuatro apartamentos totalmente independientes y muy amplios. De la cría de vacas y caballos ceretanos, el Mas Meya ha evolucionado a trabajar, y muy bien, el turismo rural. Aunque aún podemos ver a estos animales en la granja, además de conejos, aves de corral, ovejas, y un pequeño huerto. De hecho, nada más llegar, nos ofrecen huevos y unos tomates recién cogidos, que degustamos esa misma noche. Nada como el sabor de lo natural.

Para aprovechar el día, nos acercamos a la Iglesia de Ventajola dedicada a Santo Tomás, de estilo románico, con una antigua rectoría. Su existencia está documentada desde el siglo IX. Es solo un anticipo de lo que vamos a poder ver en días posteriores y de lo que tendremos que dejar para otra ocasión, ya que existen multitud de iglesias románicas repartidas por los municipios del valle.

Puigcerdá y otras poblaciones del valle

Aunque la Cerdanya consta de muchos más municipios, estos tres son altamente recomendables si no tenemos mucho tiempo para dedicar a ver pueblos.

Puigcerdá

Es un pueblo de la Cerdanya catalana que hace frontera con Francia, pero no tienes fronteras, no hay controles como en Andorra. En Puigcerdá se encuentran dos de las estaciones de esquí más famosas: La Masella y La Molina.

Lo bonito de Puigcerdá es callejear por el centro. No te pierdas subir a la torre de la Iglesia de Santa María, desde donde tendrás unas vistas espectaculares del pueblo y su entorno. Otro punto interesante es el lago de Puigcerdá, el emblema del pueblo, que llega incluso a congelarse en invierno. A finales de agosto tiene lugar la Fiesta del Estanque, con pasacalles, conciertos y fuegos artificiales.

Muy recomendable es el Camino de los Enamorados que comienza en el lago de Puigcerdá, con visita a la Iglesia de San Jaume de Rigolisa, con una capilla de estilo neogótico. Se trata de un paseo muy frecuentado por la gente del pueblo de Puigcerdá. Un recorrido muy agradable rodeado de árboles y que en algunos puntos acompaña a una acequia que transporta el agua hasta el lago. También conocido como el antiguo camino de San Jaume, se trata de un paseo de poco más de 4 Km y sin desnivel.

Comenzamos en el lago de Puigcerdá, siguiendo a la derecha por el paseo de Pere Borrel hasta la plaza Dionis Puig. Allí encontraremos señales del Cami de los Enamorados. Dejamos a la izquierda la villa San Antonio. Dejamos las últimas casas del pueblo y tenemos una visión maravillosa de las grandes montañas del entorno: Puigpedrós, pico de los Moros, Col Roig...

Llegamos a una encrucijada donde ya encontramos la acequia, pero en vez de seguir por ella, continuamos recto hacia la Iglesia de San Jaume de Rigolisa, con una capilla de estilo neogótico.

Luego continuamos buscando la acequia y llegamos a un parque con un pequeño lago y allí nos damos la vuelta y volvemos por el camino de la acequia.

Llivia

Este pueblo, a unos 7 km. de Puigcerdá, es un enclave español en territorio francés, lo cual es un atractivo turístico interesante. Te recomendamos pasear por su casco histórico, de calles y plazas empedradas, con mucho encanto. Recomendamos la visita al Museo Municipal donde curiosamente encontrarás algunas piezas de la famosa Farmàcia Estevas, del siglo XV, la más antigua conservada en Europa.

Bellver de la Cerdanya

En Belver de la Cerdanya sumérgete en las calles del Barrio Antigüo, el Museo del Bosque, el Parque Fluvial de las Basses de Gallissà y descubre los restos prehistóricos que hay por su núcleo urbano.

En Bellver de la Cerdanya hay una muestra muy representativa del románico de la Cerdanya, con nada menos que 14 iglesias repartidas por todo el municipio. La más representativa es la Basílica de Santa María de Talló, conocida como La Catedral de la Cerdanya, declarada Bien de Interés Cultural en 1993.

Hoy pasamos la frontera con Francia para ascender el pico Carlit y su entorno rodeado de lagos y vegetación exuberante. El Carlit es una montaña bonita, piramidal y altiva, y no solo eso. También es la más alta de la Cerdaña y del Pirineo Oriental. Y la más concurrida por los montañeros. De hecho, nosotros hemos elegido un viernes para realizar la excursión y nos hemos cruzado con numerosos grupos de personas ascendiendo, aparcamientos llenos y muchas personas paseando por el entorno de los lagos. No queremos imaginar cómo estará la zona en fin de semana. Ahora entendemos que, en los meses de verano, el acceso a la zona esté regulado por autobuses y no se pueda subir en coche particular, excepto si llegáis antes de las 7 am. En ese caso podréis subir con vuestro coche, con la condición de que para volver tendréis que hacerlo tras uno de los autobuses que bajan.

Para llegar al inicio de la ruta, pasamos la frontera por Puigcerdá y nos dirigimos hacia un pueblecito francés llamado Mont Louise. Antes de llegar al pueblo nos desviamos a la izquierda hacia Lac Les Bouillouses, señalizado perfectamente en la carretera. Desde este punto, cogemos una pista bien asfaltada que nos llevará en una media hora hasta el punto inicial de la ruta. Hay numerosos aparcamientos al lado del Hotel Bones Hores, de donde sale el sendero que tenemos que seguir.

El primer lago que nos encontramos es el de la Bollosa, que en realidad es un embalse. Pasamos por la propia presa para coger el sendero señalizado con pintura amarilla. A lo largo de la ruta pasamos por una gran cantidad de lagos, a cuál más bonito y fotogénico. Los lagos más bajos, rodeados de mucha vegetación. A medida que ascendemos nos encontramos con lagos más glaciares, con poca vegetación rodeados de piedras y pequeños neveros.

Llegado a un punto, ya tenemos a la vista nuestro destino, el Carlit. El día es muy ventoso y la ascensión se hace bastante incómoda por momentos. Pero cuando ya estamos cerca del pico, el viento baja y podemos afrontar la ascensión disfrutando mucho más. En todo momento hay sendero, aunque en la parte final tenemos que trepar para avanzar. Hay que extremar las precauciones porque no se permite un traspié aquí. Pero en general, es sencilla la trepada, ya que podemos agarrarnos bien a las rocas. De vez en cuando, una mirada atrás nos desvela la belleza del lugar con todos los lagos que podemos atisbar desde lo más alto.

Una vez que llegamos a la cumbre la panorámica es excepcional: las montañas del entorno, los embalses de Lanós y la Bollosa, los lagos glaciares y en general buena parte del Pirineo, incluyendo el lejano macizo de la Maladeta.

Uno de los atractivos turísticos de la Cerdaña y en general de todo el Pirineo Catalán son sus iglesias y ermitas románicas que salpican todo el territorio. Dedicamos un día a ver una pequeña muestra de la arquitectura y arte del románico más cercano a donde nos encontramos. Hay que ser consciente de que, en cada pueblo, por pequeño que sea hay uno o varios edificios históricos de gran importancia. Por tanto, a quién le guste el románico tiene una mina a explotar.

Como digo, solo vimos una pequeña muestra de los pueblos más cercanos. La primera iglesia que visitamos es la de Ventajola, justo donde nos encontramos. La iglesia tiene adosadas dos viviendas, una de ellas, la antigua rectoría, donde vive el historiador de la Cerdaña Juan Antonio Beltrán. Nos hubiera gustado poder hablar con esta persona que profusa un gran amor por la comarca y ha escrito varios libros de la zona.

Nos habían hablado de Santa María de Talló, más conocida como la catedral de la Cerdaña debido a sus considerables dimensiones. Es una de las iglesias más impresionantes de la zona, del siglo XI. Se encuentra en el término municipal de Bellver de La Cerdaña.

También hay que destacar la conocida como la "Torre de Pisa de la Cerdaña". Se trata de la iglesia de Santa Eugenia cuya torre está muy inclinada, asemejándose a la torre de Pisa, salvando las distancias. Tiene una inclinación en su base de 1,25 metros.

También visitamos las iglesias de San Martí de Urtx y de San Jaume en Bellver. Ésta última se trata de un edificio gótico fechada a finales del siglo XIII. Aunque esta iglesia es de estilo gótico, Bellver es una de las cunas del románico. Además del núcleo principal, está formado por 19 agregados, de los cuáles 13 de ellos tienen su propia iglesia, destacando Santa María de Talló y Santa Eugenia, de las que ya hemos hablado. El resto son una muestra del románico primitivo austero.

Si el día anterior habíamos realizado una ascensión de alta montaña, hoy toca un suave paseo apto para toda la familia y que nos llevará a un lugar de una belleza inconmensurable.

En el Valle de Porté, se encuentra el lago de Passet y el Lago de FontViva, lagos bucólicos rodeados de redondeadas colinas en la cercanía y de grandes montañas en la lejanía, incluso con nieve en las cumbres a finales del verano.

Para llegar, saliendo de Puigcerdá, en dirección Ur, seguimos la N-20 pasando por los pueblos la Tor de Querol y Porta. Cuando llegamos a Porté, tomamos un desvío a la derecha con rótulos de Massit del Carlit. Avanzamos por una pista asfaltada hasta llegar a una caseta de información. Allí en los meses de verano (hasta el 10 septiembre) hay una persona encargada de cobrar el parking (5 € por vehículo) y abrir la barrera. También te da un folleto de información.

Se trata de una ruta circular que parte del lago de Passet y sube hasta el lago FontViva bajando por el llamado “Camino de los Ingenieros” entre arroyos y cascadas, paseo muy agradable apto para hacer con niños, de un total de 7 km. y unos 250 m. de desnivel de subida y bajada.

Avanzamos hacia el parking que está cerca de la presa, aunque hay otros dos parkings más adelante. Aparcamos en el segundo, donde hay unos preciosos caballos pastando en las orillas del pantano y algunas familias con niños practicando la pesca.

Cruzando la carretera, buscamos el sendero que sube suavemente por la ladera, teniendo unas bonitas vistas del lago Passet y de las montañas del entorno.

Después de una suave subida, pronto llegamos al lago Fontviva, un lugar de paz y tranquilidad, con pastos verdes y rodeado de montañas. Rodeamos el lago por la izquierda recreándonos con las vistas y la tranquilidad que reina en el entorno. Hay algunas familias con niños jugando y corriendo. Vemos los restos de un antiguo refugio ya derruido.

Buscamos unas indicaciones que nos dirigen de vuelta por senderos agradables y que a veces discurren cerca de ríos y arroyos. En el camino de bajada nos paramos para fotografiar una bonita cascada.

También encontramos caballos pastando serenamente en los prados. Hasta que el camino nos lleva a un puente de madera que cruza el río y salimos justo a donde habíamos aparcado.

Esta ruta de senderismo se encuentra en Francia, un poco más alejada de donde tenemos nuestra base en Puigcerdá, pero no podíamos dejar pasar la oportunidad de conocer este lugar tan hermoso, y también concurrido, que forma parte de los Pirineos.

Antes de nada, hacemos unas recomendaciones imprescindibles si quieres ver las Gorges o Gargantas del Carança.

• El lugar está muy concurrido, te recomendamos que vayas temprano y si es posible fuera de fines de semana y festivos. Te puedes encontrar la sorpresa de que no quepa un coche más en el parking.
• Si tienes algo de vértigo, mejor no hagas esta ruta porque vas a tener que pasar por pasarelas muy estrechas al borde del río, escaleras y puentes colgantes que se tambalean mucho. Si no sufres de vértigo, ¡lo pasarás en grande!
• Tampoco recomendamos la ruta para niños pequeños. Los mayores disfrutarán con las pasarelas, como si de un parque multiaventuras se tratara, aunque, ojo, no es lo mismo, porque estamos en un entorno natural de montaña, y sin seguridad. Los niños deberán ser responsables y no cometer imprudencias, ya que un descuido puede suponer una caída.
• No es recomendable tampoco llevar animales, ya que las pasarelas pueden ser incómodas para ellos, y pueden provocar accidentes en caso de cruzarse con personas.

Cómo llegar a Gorges del Carança

Desde Puigcerdá tomamos la N116 en dirección a Saillagouse, pasando por varias poblaciones hasta llegar a Thuès-Entre-Valls, donde comienza la ruta. Hay un parking habilitado y gestionado por un camping del lugar, donde pagas 5 € por coche. Si no hay sitio tendrás que aparcar por el pueblo, pero no hay demasiado sitio y las calles son estrechas.

Descripción de la ruta de Gorges del Carança

La ruta es circular, comenzando a caminar en ascenso por la senda de Roc Madrieu, que está marcada con señales amarillas. Al comienzo pasamos muy cerca del río, pero conforme vayamos subiendo lo iremos dejando abajo.

La senda discurre por un bosque bastante poblado con ejemplares de roble, arces de Montpelier, hayas, fresnos y avellanos, entre otros. Nos sorprende la variedad en la vegetación y suponemos que en otoño debe mostrar una paleta de colores digno del mejor cuadro del expresionismo.

El camino es fácil de seguir, siempre en ascenso, hasta que llegamos a una especie de pasillo por el que tenemos que pasar bajo una gran roca que hace las veces de techo. Justo antes de llegar aquí, si miramos al otro lado del valle, veremos la senda por la que vamos a regresar excavada en la roca.

Este punto es el más alto de nuestro itinerario, el llamado Salto de Lindou. Ya vamos descendiendo paulatinamente, con algún tramo de pasamano que han instalado a modo de seguro para los senderistas.

Una vez que llegamos al río, vemos que unas marcas nos indican el camino de vuelta, en una bifurcación. Nos quedamos en memoria con este lugar porque después tendremos que regresar a él. Pero en este punto vamos a continuar por la margen derecha para realizar los tramos de pasarelas y escaleras, en dirección al refugio de Carança.

Primero pasaremos por una pasarela marcada con el número 4. Después, y aún más estrecha, una escalera nos da acceso a otra pasarela con el número 5. Cuando la cruzamos nos damos cuenta de que estamos caminando por encima del agua, ya que la pasarela está colgada literalmente sobre el río, anclada a la pared.

Otra pasarela más, esta vez, más corta, nos obliga a cruzar un puente balanceante que cruza el río de nuevo. Se suceden más pasarelas y más puentes que nos hacen avanzar a la vez que nos maravillamos de la belleza de esta garganta estrecha y pronunciada.

Ten en cuenta que este tramo de escaleras, pasarelas y puentes lo tendremos que hacer de ida y vuelta. Por ello, se puede hacer un poco larga si tenemos que esperar a que pasen unos y otros en ambas direcciones, por eso te recomendamos al principio llegar temprano y en días no muy concurridos, huyendo de los fines de semana. Si tienes la suerte de no coincidir con mucha gente, el disfrute será máximo.

Una vez terminadas las pasarelas, seguimos por el sendero en dirección al refugio, pero no vamos a llegar hasta él. Nos damos la vuelta en un puente de piedra, donde aprovechamos para comer algo y regresar hasta el río.

Volvemos sobre nuestros pasos, haciendo de nuevo las pasarelas, puentes y escaleras hasta que llegamos al punto donde antes vimos el regreso. Cruzamos un puente que está marcado con el número 3 y que nos sitúa al otro lado del río, pasamos por una presa y ya nos situamos en el sendero que está equipado con un cable al que podemos agarrarnos en los puntos más expuestos para mayor seguridad. Una caída aquí no está permitida, así que haremos uso en muchas partes del recorrido.

Vamos avanzando por este camino horadado en la montaña en el paraje que se conoce como los Balcons de la Tête, llegamos incluso a pasar por un túnel. El camino aquí no tiene pendiente así que es relativamente fácil de andar. En la otra ladera podemos ver a ratos el camino por el que hicimos la ida, y abajo, el río, a una altura considerable. Esta parte de la ruta es especialmente bonita ya que transitamos por un lugar muy especial con unas vistas espectaculares y sintiendo que casi casi por un momento podemos tener la perspectiva de las aves.

Una vez que se acaba el camino horadado, el sendero continúa sin descender avanzando hasta un edificio de control de aguas. Aquí justo, tomamos una senda que desciende bastante bruscamente al principio y que después de cruzar un último puente nos deja en el aparcamiento.

Sin duda, un paseo muy variado, entretenido y divertido.